El Primer concilio….
¿Qué dio lugar a celebrar este concilio o asamblea?
El Concilio de Jerusalén o asamblea apostólica, se celebró en Jerusalén y se calcula que sucedió alrededor del año 50 d.C. Es único entre las asambleas pre-ecuménicas, por lo cual es considerado como un iniciador o un modelo que anticipará los Concilios Ecuménicos posteriores y una parte fundamental en las formas de obrar ecuménica cristiana.
El Concilio de Jerusalén se detalla en Hechos 15 y Gálatas 2, ambos sugieren que la reunión fue llamada para debatir si los gentiles varones que se estaban convirtiendo en seguidores de Jesús, estaban obligados a circuncidarse presumiblemente de acuerdo con Génesis 17: 13-14. La reunión fue convocada para decidir si la circuncisión para los gentiles conversos era requisito para ser miembro de la comunidad ya que ciertas personas estaban enseñando que «Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos».
Sin pensar en lo que serían los Concilios en la Iglesia, éste venía a ser, improvisado, el Concilio primero. Se discutía larga y acaloradamente. Pedro, aceptado por todos como suprema autoridad, habló decidido, y recordando el bautismo del centurión Cornelio, sentenció:
Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la palabra de la buena nueva y creyeran. Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio en su favor comunicándoles el Espíritu Santo como a nosotros y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora tentáis a Dios queriendo poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos sobrellevar? Nosotros creemos que nos salvamos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos (Hechos 15:7-11).
Esta será la norma invariable de la Iglesia a lo largo de los siglos: los Pastores unidos en Pedro – hoy los Obispos en comunión con el Papa- tienen la última palabra, asistida por el mismo Espíritu Santo.