¿Está en riesgo la fecundidad en la Argentina?
Ya hace más de un año que se ha votado la ley del aborto en Argentina, una ley muy injusta para un sector importantísimo de la población como son los niños por nacer.
Habiendo transcurrido un tiempo de esta ley junto con las situaciones culturales de hoy se puede afirmar aquello que el Papa Francisco viene aseverando y fomentando hace un tiempo.“Estamos viviendo una cultura del descarte”.
Pero al votar esta ley solo se ha pensado en complacer a distintos movimientos que han fomentado a lo largo de estos años ideologías de turno que van en contra de la persona misma, en contra de la naturaleza humana y si lo pensamos lógicamente también van en contra de estos mismo movimientos que son los conocidos como feministas y LGTBY+Q. Estos lobbies fomentan todas estas corrientes que van socavando a la cultura de hoy.
Esto también tienen otras consecuencias que van marcando a la sociedad, pero no solo a nivel estadístico sino que marca una acción en contra del mismo género humano.
Recientemente el gobierno argentino arrojó una serie de estadísticas relacionadas al primer año de la implementación de la ley del aborto. Por lo cual el sitio Notivida (www.notivida.com.ar ) que es el boletín de noticias que se relacionan con la promoción y defensa de la vida humana y la familia, nos alerta en su boletín n°1283 que “para que una población se mantenga estable en el tiempo, sin disminuir su volumen”, la tasa global de fecundidad (TGF), es decir el promedio de hijos que tendrá cada mujer durante su vida reproductiva, “debe ser 2,1 bajo el supuesto de mortalidad constante y ausencia de migración”.
El índice TGF de Argentina es 1,54 en 2020, “si bien no hace mucho que descendimos del nivel de reemplazo poblacional (2,1)”, recuerda.
De esa manera, la TGF cayó un 55% entre 1980 y 2020, pero ese descenso “fue mucho más marcado a partir del 2014, año en que empezó a decaer en un 35%”.
Sigue alertándonos Notivida en su boletín que “las políticas antinatalistas implementadas en los últimos años, tanto a nivel nacional como en las provincias, aceleran el descenso de la fecundidad y de la natalidad. Argentina se va a ir despoblando”. Por ende podemos afirmar que la sociedad tal cual como la conocemos no podrá prosperar o crecer como tal ya que su demografía está siendo afectada.
Pero hay todo un trabajo y un desarrollo que lleva años gestándose y se corona con la implementación de la ley del aborto a fines del 2020.
Recordemos que desde el año 2014 el gobierno Argentino ha estado implementado políticas para que esto suceda.
Desde ese año se han otorgado anticonceptivos totalmente gratis y al alcance de todos a través del programa remediar.
Por otro lado recordemos que en el año 2017 se puso en marcha el Plan ENIA (Embarazo no intencional en la adolescencia) a través de consejerías en salud sexual, anticoncepción y aborto.
Un año más tarde en el 2018 el presidente abrió el debate legislativo sobre aborto y “si bien no prosperó, produjo un cambio cultural que aumentó la demanda”. Esto ha marcado mucho a la sociedad y abrió las puertas a fuertes reclamos de los movimientos que proponían este tipo de leyes.
Luego la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) aprobó el uso del misoprostol como medicamento abortivo y poco después autorizó su venta en farmacias.
También cabe mencionar que en el año 2020, año que se desató la pandemia que paralizó al mundo, el Presidente Argentino declaro una cuarentena que ha parado todas las actividades, todas menos la denominada salud reproductiva. “Se anunció que el acceso a métodos anticonceptivos y al aborto eran ‘servicios esenciales’ y que quedaban fuera de las restricciones impuestas por el Covid”. Por un lado se intentaba salvar vidas amenazadas por este nuevo virus llamado SARS–CoV–2 (covid-19) y por el otro se fomenta el aborto solo por cumplir promesas electorales.
En los años posteriores podremos observar las repercusiones de la ley del aborto con respecto a la fecundidad, y sumandoa todos esto movimiento y políticas se incorporan las combinación de medicamento (mifepristona + misoprostol) que comienzan a utilizarse y las nuevas formas de distribución de los insumos de ‘salud reproductiva’ para cumplir con lo que el Fondo de Población llama la garantía del ‘último tramo’, es decir, la llegada eficaz de los insumos a la usuarias”, sostiene el informe de Notivida.
La despenalización del aborto fue una promesa electoral de campaña y fue aprobada el 30 de diciembre de 2020 en plena pandemia a sabiendas que no era una necesidad ante tal situación que transitaba el mundo.
Toda esta distorsión de la sexualidad comienza cuando separamos el sexo de la fecundidad, quedando el placer sexual librado al libertinaje y la fecundidad esclava de este mismo libertinaje, y La Santa Madres Iglesia es clara en esto, se ha manifestado a lo largo de todos los tiempos en favor de la vida, y nos ha enseñado a través de su Padres y escritos, por ejemplo podemos citar en el catecismo de la Iglesia Católica en el punto n° 2366:
La fecundidad es un don, un fin del matrimonio, pues el amor conyugal tiende naturalmente a ser fecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al amor mutuo de los esposos; brota del corazón mismo de ese don recíproco, del que es fruto y cumplimiento. Por eso la Iglesia, que está en favor de la vida, enseña que todo acto matrimonial en sí mismo debe quedar abierto a la transmisión de la vida. Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador.
La fecundidad es un bien, un don, un fin del matrimonio. Dando la vida, los esposos participan de la paternidad de Dios.
Por otro lado la ciencia a lo largo de la historia ha demostrado en forma fehaciente que la vida humana comienza con la fecundación, es decir, con la fusión de un óvulo y un espermatozoide llamado cigoto. El cigoto es el primer estadio de vida y aparece tras la unión del óvulo y el espermatozoide, es decir, después de la fecundación. A partir de ese momento se está en presencia de un nuevo ser, que se irá desarrollando de manera coordinada, continua y gradual.
Estamos viviendo cambios culturales muy malos para el futuro de la sociedad y uno de los problemas más graves, aparte de negar la verdad, es no mirar al futuro que ya está cambiando con la imposición estas leyes y no solo mirando a la prosperidad sino al descarte injusto de los niños por nacer.
Creo que esto nos deja algunos interrogantes para que reflexionemos:
¿Qué papel juega cada uno de nosotros en todo esto? ¿Cómo podemos iluminar con la verdad está sociedad que está tan confundida?
Para continuar con nuestra reflexión debemos tener una real dimensión de este gran problema de la fecundidad, y para eso debemos llevarlo a nivel mundial donde podremos observar que es algo mucho más amplio y mucho más alarmante. Los números de la fecundidad han descendido muy rápidamente en todo el mundo y sobre todo donde se han impuesto leyes abortivas o fomentando modas anti procreación en muchas regiones. La cultura del descarte está haciendo lo suyo y a nivele muy rápido, pero ese es un tema que abordaremos de una forma más amplia en próximos artículos.