MINORÍAS CREATIVAS
¿Cuál es el modo más eficaz de presencia cristiana en nuestro tiempo?
Este articulo nos habla de que la fe cristiana está llamada a generar cultura a su alrededor; de otro modo, se reduce a un cristianismo de élites, reservado a un grupo de héroes, como ya indicara Jean Danielou.
La secularización contemporánea enfrenta a la Iglesia cada vez con más fuerza, ante el interrogante acerca de su modo de estar en la sociedad.
Dicha secularización no consiste principalmente en una disminución del culto (en algunos lugares existe un afloramiento del fenómeno religioso), sino de la pérdida de relevancia social de la fe, que se considera, como una opción accesoria, y no fundante, de la vida personal.
Arnold J. Toynbee, puso de relieve cómo ante una situación de crisis – como la que actualmente vive la Iglesia – , solo una respuesta creativa permitirá superar la decadencia; mientras que no afrontar los retos y limitarse a repetir lo que en otras épocas había servido, conducía al fracaso.
Jean Danielou establece un principio importante, que es difícil rebatir: si el cristianismo quiere llegar a todos los hombres, si pretende que sea posible a fuertes y débiles abrazar una vida cristiana, esto solo puede realizarse construyendo una civilización cristiana. Si falta un tejido cultural generado por el Evangelio, los cristianos que subsistan tendrán que hacerlo contra corriente. Serán cristianos con mayores convicciones, dispuestos a entregas totales; pero serán también muy pocos
Concluye Danielou que se debe continuar fomentando, como única vía posible para la Iglesia, no solo pequeñas comunidades de élite, sino un pueblo cristiano. Su argumento se alza más bien contra la visión del cristianismo como gueto – minorías cerradas, que preserven en sí la pureza de la fe, sin preocuparse por el resto de la sociedad -, o cristianismo de masas – que se acerca a la multitud, quiere superar la reducción de la fe a las élites, pero lo hace sin pretender transformar la cultura, se concentra solo en la disposición interior-emotiva del hombre, ante Dios, ante sí, ante los demás.
Lo que distingue a esta minoría de un gueto, es su capacidad para generar a su alrededor cultura, modos cristianos de vida. La minoría dirige todo su esfuerzo a generar cultura, es decir, modos objetivos de relacionarse en los que puede florecer la existencia cristiana.
La minoría creativa transmite la experiencia de la fe, no solo por testimonio de lo que se ha gustado interiormente, sino porque crea un entorno y un ambiente en el que la persona puede ser introducida, y en el que la experiencia se hace concreta y vivible.
Como cristianos no podemos desoír las palabras de nuestro Papa Emérito Benedicto XVI: “ Yo diría que normalmente son las minorías creativas las que determinan el futuro, y en este sentido, la Iglesia Católica debe comprenderse como minoría creativa que tiene una herencia de valores que no son algo del pasado, sino una realidad muy viva y actual”
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