¿Está desterrada la paternidad?

La presencia del Padre a lo largo de los tiempos ha sido muy influyente para la familia. Un rol muy importante para con su esposa en lo complementario y un rol fundamental en la educación y crecimiento de sus hijos.

Pero qué pasa cuando el rol paterno, cuando el llamado de la paternidad es llevado al destierro, un destierro propio de estos tiempos.

Estamos en un mundo regido por las imágenes, regido por las apariencias, y por ende lo superficial. Un mundo donde solo puede valer aquella imagen estereotipada que ofrece este sistema globalizado y de consumo.

Un mundo donde solo se plantea división, ya que el hombre es denunciado por el feminismo como una construcción patriarcal y dominadora. Se quiere demostrar que todo hombre, no importa su edad, raza, credo, es un atacante, un asesino o un violador, todo hombre es malo. Los niños de hoy escuchan todas estas acusaciones y podrían pensar, si ya no lo hicieron, “mi papá es malo por ser hombre y si soy un varón ¿Seré una mala persona también?”

El hombre se encuentra sumergido en tratar de seguir el ritmo de la imagen que exige el mundo. Hace tiempo el hombre era el proveedor, el defensor de la tribu, la familia, pero hoy eso está relegado. Está sometido a querer tener un cuerpo según los estereotipos, a cuidar el cutis y estar en forma en el gym, a ser joven siempre y para siempre, esto lleva a una superficialidad y por ende no tomar responsabilidades más profundas, como puede ser el rol paterno.

Por otro lado, tenemos las maratones que pasan por arriba y pisotean a este rol tan importante, las maratones de las series y películas que pueden durar amplias horas y hasta días, como puede ser todo un fin de semana tratando de no perderse detalle ni capítulo alguno, pero lo único que se consigue con estas pantallas es perderse de la familia, de la paternidad, de la relación con los hijos, de la vida misma, y dejarse adormecer por estas propuestas. Y cuando se intenta despertar, ya es demasiado tarde, la vida ya ha pasado como un tren sin frenos. Y entonces, el Padre, cabeza de familia, ya está desterrada.

Este tiempo no es más que un rechazo de todo aquello que nos diga qué debemos hacer o cómo lo debemos hacer.

El rechazar la figura de Padre, incrementa en la sociedad un destierro total de la moralidad y la figura de Dios Padre, el Padre ejemplar.

El destierro que sufre la paternidad no solo es físico, también es cognitivo, emotivo y espiritual, es un destierro total. Cada Paternidad debe seguir el ejemplo de San José, cabeza de familia, custodio de la salvación, con un sí incondicional. Cada Paternidad debe transmitir a ese Padre Dios que nos cuida, protege y vela por nosotros, pero esto, desgraciadamente en esta cultura ya está desterrado.

Entonces planteado este tema surgen algunos interrogantes ¿Estamos a tiempo de revertir esto? ¿Podemos recuperar la paternidad y recuperar a la familia? Creo que depende de cada uno de nosotros.

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