La vocación laical en el misterio de la Iglesia como comunión.
Seguimos desarrollando los presupuestos que son importantes para el rol del Laico en el mundo y que es la continuación de lo que nos ha dejado y aportado nuestro amigo Nicolás Lafferriere en el marco de los 50 años del Movimiento Puente (Debajo dejamos adjunto los artículos anteriores).
Nicolás resalta la importancia de entender la vocación laical en el misterio de la Iglesia como comunión. Clérigos, consagrados y laicos cumplen cada uno distintas dimensiones del único misterio de Cristo y así se cumple, en su totalidad, la tarea de sembrar.
Aquí las tentaciones pueden ser dos: por un lado, el clericalismo, que anula lo específicamente laical; y el segundo, la visión de la Iglesia en clave de conflicto.
El clericalismo puede tomar distintas formas: por un lado, puede suponer negar los aportes del laico en la dimensión intraeclesial. En esa línea se pronuncia el Papa Francisco en Evangelii Gaudium cuando sostiene que la responsabilidad laical no se manifiesta en todos lados de la misma manera: “en algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones” (EG 102).
Otra forma que adopta el clericalismo es la de concebir al laico como mero colaborador del clérigo y sin reconocer su vocación propia. Para el Papa Francisco, el clericalismo “lleva a la funcionalización del laicado; tratándolo como ‘mandaderos’, esto coarta las distintas iniciativas, esfuerzos y hasta me animo a decir, osadías necesarias para poder llevar la Buena Nueva del Evangelio a todos los ámbitos del quehacer social y especialmente político” (Papa Francisco, Carta al Cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, 2016,
Este clericalismo puede nacer tanto de los clérigos como de los laicos, y en ambos casos supone una errada concepción de la Iglesia como comunión.
Entender a la Iglesia como comunión, en que cada estado de vida, expresa distintas dimensiones del misterio de Cristo y es decisivo para superar el problema del clericalismo.
La segunda tentación es la concepción conflictivista de la Iglesia, que parece oponer laicos y clérigos en una dialéctica que exalta las diferencias. Esto puede estar conectado, en el fondo, también con una visión clericalista, que piensa que la Iglesia es únicamente la jerarquía, y entonces pretende que el laico acceda a la jerarquía, descuidando sus deberes propios.
Para superar esta tentación es importante precisar que, si bien la misión propia del laico se encuentra en el orden temporal, también hay un ámbito que san Juan Pablo II llamaba “intraeclesial” (Ecclesia in America, n. 44). Son laicos que sienten el legítimo deseo de aportar sus talentos y carismas a «la construcción de la comunidad eclesial como delegados de la Palabra, catequistas, visitadores de enfermos o de encarcelados, animadores de grupos etc.
Es importante reconocer este ámbito de la misión laical, sin opacar que la misión principal se encuentra en el mundo. El Papa Francisco alerta contra la tentación de “pensar que el laico comprometido es aquel que trabaja en las obras de la Iglesia y/o en las cosas de la parroquia o de la diócesis” y descuidar “al bautizado en su vida pública y cotidiana; cómo él, en su quehacer cotidiano, con las responsabilidades que tiene se compromete como cristiano en la vida pública” (Papa Francisco, Carta al Cardenal Ouellet, 2016).
Por Nicolás Lafferriere.
Continuará…
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Primer artículo: https://movimientopuente.org/2023/01/18/los-laicos-y-su-mision-en-las-realidades-temporales/
Segundo artículo: https://movimientopuente.org/2023/02/02/la-legitima-autonomia-de-las-realidades-de-hoy-concilio-vaticano-ii/
Tercer artículo: https://movimientopuente.org/2023/03/02/3364/