¿POR QUÉ NO TRATAR DE SER UN SANTO… SI LOS SANTOS HAN SIDO HOMBRES COMO YO?

En éste artículo se desafía al hombre de hoy, a salir de uno mismo, se pretende ayudar a reflexionar sobre el verdadero sentido de la existencia de cada hombre, que existe detrás de ese salir hacia los demás.

Y para ello, se ha elegido narrar algunos aspectos de la vida de San Ignacio de Loyola, un hombre como cualquier otro, un militar apasionado por su trabajo, cuya vida sigue siendo hoy un gran don para el mundo entero.

En tal sentido, el artículo se centra en algunos aspectos de su vida y en “el magis” que el Santo fue descubriendo a través de su conversión y entrega.

¿Qué es el “Magis”? es un término propio de la espiritualidad ignaciana que significa “mas” …  ¿Pero más en qué? “Más” en todo aquello que tiene que ver con la relación con Dios y con aquellas decisiones personales que en un momento u otro de la vida se han de tomar. Un más de calidad (no de cantidad).

Así, se invita al lector a conocer las distintas etapas de la vida de San Ignacio; una primera época centrada en la búsqueda de la vanagloria, en el deseo personal de sobresalir entre los demás hombres, a partir de un impulso interior, que le permitía afrontar cualquier desafío para lograr el éxito que tanto deseaba.

Luego sobreviene “la tribulación” que cambia su vida: es gravemente herido en batalla.

Es entonces, cuando un “aparente fracaso a los ojos del mundo” cambia el rumbo de su existencia, así, comienza a indagar en la vida de los santos y empieza a identificarse con ellos. Es ahora, cuando el impulso natural que lo movía con ese inaudito coraje, va tomando otro rumbo.

En una segunda etapa, vive una intensa experiencia personal de soledad, en la que el “magis” va tomando forma. Es ahora un Ignacio consciente de la importancia de su misión en la vida. Un nuevo soldado, que ya no estará al servicio del rey -como última autoridad- sino de Dios.

Ese impulso natural que desde joven lo venía movilizando, lo ha llevado a identificar el verdadero sentido de su existencia.

Finalmente, en una tercera etapa, Ignacio se encuentra totalmente configurado con su misión, y vive en todo, la mística personal que lo acompañará hasta su muerte: “Todo para mayor gloria de Dios”.

En definitiva, Ignacio entendió que la vida era muy corta para vivir en la mediocridad. Las tribulaciones y sufrimientos experimentados, no lo detuvieron, sino que le permitieron enderezar el rumbo de su vida.  No desistió a su sueño de grandeza, pero enfocó su mirada en un nuevo horizonte. He aquí su gran legado, el que invitamos a compartir con más profundidad en el artículo citado.

Si deseas profundizar más en este tema o ver el artículo completo, te invitamos a ingresar en el siguiente link. ¡Que lo disfrutes!

https://es.calameo.com/read/0063001514d208ba38ad7

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