Una Noche con mucha claridad

Podemos comenzar este  articulo reflexionando  de distintas maneras pero no se puede hablar de Navidad, sobre todo en estos tiempos, sin pensar en las reuniones familiares, los adornos navideños, los regalos, quizás la comida, como vestirnos si vamos de visitas a otro lugar etc.

A pesar de las situaciones de conflicto y pobrezas extrema que se viven en el mundo, cuando llega la Navidad, el optimismo y la esperanza, junto a valores como la generosidad, la solidaridad y la paz, abarcan a todas las personas.

En ese clima que se genera año a año lo llamamos el espíritu de navidad, una fiesta que nos permite volver a repensar la vida, la familia y amigos, y nos invita a realizar un nuevo balance de cómo ha sido nuestro año y que deseamos para el próximo año que se avecina.

Año que debemos ponerlo en la mano del salvador que viene a nosotros buscándonos a cada uno como pesebres individuales para nacer en nuestras vidas, para renovarnos. Y ese es un honor que tenemos como humanidad.

Una nueva esperanza en un nuevo capítulo que comienza, una llegada nueva, un  nacimiento nuevo año a año. EL SALVADOR YA VIENE.

¿Pero de donde viene esta tradición del armar el pesebre? ¿Quién ha originado esta hermosa tradición familiar y católica de armar el lugar en nuestro hogar donde nacerá Jesús?

La representación y la vivencia del nacimiento de Jesús es una tradición que lleva más de ocho siglos,  y para ello debemos remontarnos al año 1223, tiempos de San Francisco de Asís.

San Francisco muy devoto  de la natividad del Señor y en búsqueda de una vivencia más profunda de ella, en la navidad del año 1223 en la ermita de Greccio Italia, sintió la necesidad de recrear el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.

15 días antes de la Navidad  escogiendo un lugar abierto comenzó a construir la representación del nacimiento del niño Jesús colocando cada detalle del mismo. 9 días antes de la celebración convocó al pueblo y celebró la primera misa con la representación del pesebre. Luego de ello  San Francisco en una cueva cercana al castillo de Greccio celebró la noche buena, una noche no oscura sino con mucha claridad para todos los católicos y para el mundo.

En aquella noche, como escribió Tomás de Celano uno de los primeros biógrafos de San Francisco, se rindió honor a la sencillez, se exaltó la pobreza, se alabó la humildad y Greccio se convirtió en una nueva Belén llegando hasta hoy a nosotros proponiendo en cada navidad  una nueva Belén.

Seguramente podemos continuar con muchos datos, reflexiones, escritos y muchas palabras que nos ayudara a reflexionar sobre la noche de las noches, pero mejor comencemos con el relato que más podrá detallar, que más podrá hacernos reflexionar lo que ha sucedido el día que la eternidad llegó a nuestro mundo, el momento donde la luz alumbró la oscuridad de la Noche, LA NOCHE BUENA.

José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.

Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. (Lucas 2 4-7)

Un momento que nos lleva a preguntarnos ¿Si estamos preparados interna y externamente como pesebres para recibir al Señor? Si te lo has planteado ¡Felicitaciones has entendido todo! Y si no has podido calma aun estás a tiempo, ¡Tranquilo el Señor te espera!

Por eso los invitamos a todos a ser pesebres, Jesús está buscando un lugar para nacer. Llevar su  claridad, su Luz en la oscuridad de este mundo, convertir cada casa, cada familia, cada corazón en un pesebre, no importa donde sea, si vas de visita o te toca ser anfitrión, solo ser pesebre, solo transmitir la esperanza  de que hay una claridad en la Noche una luz radiante llamada Jesús.

QUE DISFRUTEN DE UN BELLO PESEBRE ALLÍ DONDE ESTEN, UNA ESPERANZADA NOCHE BUENA Y UNA FELIZ  NAVIDAD.

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